Hablemos de body shaming
Puede que sea la primera o una de las primeras veces que escuchas un concepto como el de body shaming, pero de seguro ya lo has experimentado.
Cuando nos referimos a este término estamos hablando de aquella presión social que experimentan, en su mayoría de veces las mujeres, por no cumplir con ciertos cánones de belleza que la sociedad nos ha querido imponer desde hace siglos, y que termina haciéndolas sentir avergonzadas sobre su aspecto físico.
Con frecuencia las mujeres nos vemos expuestas ante este tipo de comentarios, que lo pretendan o no, logran avergonzarnos respecto a la forma en que lucimos y las decisiones que tomamos sobre nuestro cuerpo. Lo más triste de todo, sin intención de generalizar, es que muchas veces esos comentarios provienen, nada más y nada menos, que de otras mujeres.
¿Pero a qué se debe ese afán de realizar comentarios sobre el aspecto de otras personas?
¿No deberíamos tener más empatía al ser también víctimas de estos comportamientos?
Realmente por más que pensemos en esto, no encontramos una respuesta que nos lleve a algo positivo o justificable.
Solo tomémonos un breve momento para dimensionar todo lo que puede ocasionar un comentario negativo sobre la apariencia física, en una persona; No tenemos idea de la cantidad de inseguridades, depresión, ansiedad e incluso enfermedades que pueden derivar de esto, ni nos imaginamos lo bien que una persona puede fingir que no le afecta, aunque en su interior se sienta sumamente mal.
Todo esto se podría evitar con un simple paso: pensar antes de hablar.
¿Qué tanto le vas a aportar a esa persona con lo que dirás?
¿Te gustaría que alguien te dijera lo mismo a ti?
¿Quieres ser esa persona que critica y destruye?
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Luego de hacerte estas preguntas, seguramente tendrás mucho más claro lo importante que es callar cuando lo que se dirá no sumará nada.
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Al fin y al cabo, nadie tiene la potestad para pronunciarse sobre si alguien es gordo, flaco, alto, bajo, si decide operarse porque desea modificar algo de su físico, si le gusta usar faja porque así se siente más segur@, si usa cierto tipo de ropa, entre otras cosas.
Todos merecemos tener la libertad de elegir sin culpa ni vergüenza, aquellas cosas que nos hacen sentir mejor, porque al final del día, todo lo que queremos es sentirnos bien y experimentar la felicidad que da cuando nos amamos a nosotros mismos.
